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domingo, 29 de marzo de 2015

La mémoire d'une ombre (Capítulo.-1 “Sueño”)

La mémoire d'une ombre

Capítulo.-1 “Sueño”

Un sueño o un recuerdo, no sabría decirlo con exactitud, de lo único que estoy completamente seguro es que me persigue, repitiéndose una y otra vez.

Siempre comienza de la misma manera, un hermoso jardín cubierto por una espesa nieve, en este hay un sector de juegos muy bonito, en donde un grupo de niños que no superan los cinco años de edad se encuentran jugando alegremente, menos uno.

Un chico con un gran parecido a mí, aunque mucho más joven  que yo y un poco mayor que los otros niños, está sentando alejado del resto en un viejo columpio, parece estar muy concentrado mirando la nieve del suelo, hasta que me acerco a él lentamente, al sentirme cerca levanta su rostro y sus ojos de lapislázuli se topan con los míos, su mirada penetrante pareciera que me estuviera analizando detenidamente. Después de unos segundos su revisión parece finalizar y me permitió apreciar una hermosa y cálida sonrisa.

-No deberías estar aquí-. Su voz era dulce y melodiosa, me recuerda a la de los pequeños pajaritos en primavera, intento acercarme un poco más a él pero un escalofrío recorre mi cuerpo, observo a mí alrededor notando que ya no hay nadie, estamos solos en un extraño y escalofriante silencio.

-No deberías estar aquí-.Repite nuevamente, volteo a mirarlo y noto que su atención ya no está fija en mí, sino que en lo que debió haber sido una hermosa mansión de la cual sólo quedaban escombros quemados.

-El tiempo se acaba…- El lugar ya no me gusta, podía sentir una constante sensación de peligro que me erizaba la piel, lo busco con la mirada, pero él ya no está en ningún lado, en cambio un enorme charco de sangre ocupaba su lugar, desesperado comienzo a buscarlo echando un vistazo al lugar, con horror me doy cuenta de que la nieve ya no es blanca, un extenso camino de sangre la mancha, por unos minutos titubeo en seguir o no el rastro y cuando por fin encuentro el valor para hacerlo alguien me detiene sujetando fuertemente mi mano.

-Vete…- Sorprendido me doy la vuelta para encarar al desconocido, topándome con el pequeño niño cubierto de sangre, sus bellos ojos de lapislázuli se han tornado en un par de tenebrosos rubíes, intento decir algo pero mi voz no funciona, es en ese momento cuando noto que ya no estamos solos, detrás de él hay una imponente sombra, acercándose, acechando, instintivamente intento protegerlo, pero en el momento en que lo abrazo todo se vuelve negro.

Es ahí cuando despierto sobresaltado de otra pesadilla, de la misma que me ha atormentado durante años, al menos esta vez no desperté al resto con mis gritos.

Pestañeo perezosamente mientras observo el oscuro pero acogedor cuarto, por mi mente pasan una y otra vez las escenas de ese sueño, un constante sentimiento de intranquilidad se apodera de mí, así que para intentar calmarme fijo mi mirada en el reloj que se encuentra en el velador junto a mi cama, su constante Tick Tack me resulta relajante.

-Aún es temprano- Parece ser que si desperté a alguien, al fijarme en la puerta la cual se encontraba entreabierta, pude distinguir una silueta asomándose de ella.

-Perdón por despertarte Louis, no fue mi intención-.

-No te preocupes, estoy despierto desde hace ya una hora, ¿deseas algo de desayunar?-Asiento con la cabeza mientras procedo a levantarme, hacia frio y el piso esta helado, comencé a arrepentirme de dejar mi cómoda, calentita y acogedora cama.

-Vamos, ¿Qué esperas?,  la chimenea está encendida así que no te congelarás, prepararé unos cafés y te veré en la sala de estar en unos minutos- Antes de lograr procesar todo lo que Louis me dijo siento sus pasos alejarse, le dedico una última mirada al cuarto mientras doy un largo bostezo, camino lentamente hacia el baño, son las seis de la mañana y el resto de los muchachos dormirá hasta por lo menos las once, me detengo en frente del espejo analizando detenidamente mi reflejo, mi cabellera negra parecía un nido de pájaros por del roce con la almohada, tenía ojeras producto de las constantes pesadillas que interrumpen mis sueños, mis ojos azules se ven cansados y sin brillo, además, mi piel estaba más pálida de lo normal, en resumen, estoy hecho un asco.

Diez minutos después espero cómodamente sentado en el gran sofá que esta junto a la chimenea, sobre esta hay una vieja foto de cuando tenía doce años, la cual fue tomada poco después de que Abelard me trajera a esta casa en donde vivían otros cinco chicos, cada uno con una peculiaridad interesante.

Es curioso pero hasta el día de hoy no logro recordar lo que me sucedió antes de llegar aquí, si no fuera por la extraña afición de Abelard por recoger chicos problemas, lo cual se remonta a sus tiempos de cazador, aunque no uno común, sino uno de monstruos y criaturas extrañas, es ahí en donde entra lo de chicos problemas, ya que ninguno de nosotros es humano.

-Te ves horrible, Danny.- Esa risueña voz es de Ethan, sacándome de mis pensamientos volteo a verlo.

-Es raro verte tan temprano Ethan, ¿En qué andas?- Él y yo somos los “menores” de la casa, bueno el solo en apariencia ya que en edad el menor después de yo es Louis. Puede sonar divertido pero Ethan es un vampiro “vegetariano”, tiene prohibido beber sangre humana, si es que no quiere recibir un castigo de nuestro querido “padre”.

-Me despertó el ruido en la cocina, ¿Quién más está de pie?- me preguntó mientras se desordenaba su rojiza cabellera y miraba curioso hacia la cocina con sus ojos del color del cielo.

-Louis, está preparando unos cafés. ¿Deseas uno?- Apenas lo mencione, una enorme sonrisa se dibuja en el rostro del vampiro, “Oh no, aquí vamos”, pienso mientras observo cómo se dirige sigilosamente hacia la cocina, debieron pasar sólo unos segundos antes de escuchar un grito junto con el sonido de tazas quebrándose.

-Ahí quedo mi café- suspiro, es una lástima, de verdad quería disfrutar de una bebida caliente, aunque ese no es el verdadero problema.

-¡¿Quién hace todo ese escándalo?!- Él es el verdadero problema, su nombre es Gabriel y es un hombre lobo con malas pulgas, en especial cuando interrumpen sus sueños. Me mira acusadoramente a lo que respondo señalando la puerta de la cocina, de la cual están saliendo un sonriente Ethan y un furioso y ¿mojado? Louis, parece que la broma del vampiro consistió en asustarlo tirándole agua.

-¡Otra vez tu! Es la tercera vez en esta semana que provocas todo este ruido tan temprano- Los verdes ojos del lobo destellaban cada vez que peleaba con el vampiro.

-Calma cachorrito, no tienes porque ponerte de mal humor cuando apenas ha salido el sol-Me dedico a observar la escena, el pasatiempo favorito del vampiro es sacar de sus casillas al resto y con quien le es más fácil es con Gabriel, bueno no es desconocida la eterna rivalidad entre esas dos razas.

-Oh! Vamos que sucede aquí, despertaron a todo el mundo- Bueno, acaban de entrar al cuarto los dos últimos chicos de Abelard, los mayores de la casa y los que están a cargo cuando éste no está.

El mayor de los dos es Rauth y el otro es Leich, sus aspectos son tan exóticos como sus nombres, Rauth tiene el cabello negro azulado, sus ojos son dorados y su morena piel tiene extrañas marcas que parecen tatuajes, Leich es completamente lo inverso, su cabello es blanco como la nieve y sus ojos plateados, su piel es pálida y posee una extraña belleza andrógina, sus aspectos se explican de la procedencia de cada uno. Ya que Rauth es un “Kratuk”, más conocidos como demonios de almas, a pesar de que no son exactamente demonios se les denomina así por su apariencia, la cual ocultan cuando cohabitan con humanos, son muy raros, se pensaba que esa raza ya estaba extinta al igual que la de Leich, el es un “Nekium”, aunque la gente común les llamaba fantasmas, doncellas o incluso sirenas de nieve, eran conocidos por salvar a viajeros perdidos en tormentas, poco después se descubrió que el carácter de los Nekium  varía según el estado de la luna, con luna llena solían atraer a personas o criaturas hacia ellos con sus voces, para luego proceder a devorarlos.

-¿Y  bien? ¿Qué sucede aquí?- Rauth no suele ser muy paciente, así que al primero que busca es a mí, mirándome fijamente para que le dé una respuesta, nunca he entendido la manía de ser yo el que tenga que dar una explicación cuando algo malo sucede.

-Deja de mirar así al pequeño Rauth, él no tiene la culpa, parece ser que cierto vampiro no se pudo resistir a jugar otra broma ¿O me equivoco Ethan?- La tranquila pero autoritaria voz de Leich siempre logra romper el ambiente tenso de la casa. Mire al vampiro por un momento, se veía nervioso y mantenía silencio, era divertido verlo en ese estado ya que normalmente se sale con la suya.

-Bien, ya que tenemos al culpable podremos volver a descansar, Ethan,  cuando Rauth y yo volvamos a despertar queremos ver un delicioso y abundante desayuno, además de una cocina reluciente ¿Te quedó claro?-

-¡Ss-Si! Claro como el agua- Antes de retirarse Leich se acerca a mí y acaricia gentilmente mi cabeza.

-Tú también deberías ir a dormir pequeño- Él es el único que me trata así en esta casa, actúa como una madre sobre protectora, siempre ha sido así desde que llegue.

-Estoy bien, no te preocupes- A lo que me mira poco convencido.-Enserio, no te preocupes, me siento bien- Le dedico una sonrisa con la cual termina cediendo, acaricia nuevamente mi cabeza antes de despedirse del resto y retirarse junto con Rauth a sus respectivos cuartos.

-Bien rarito, siempre logras que el complejo de madre se preocupe por ti- Me dijo Gabriel mientras me mira con una sonrisa burlona en su rostro.

-No me llames así, no es divertido- La razón de ese apodo es porque no saben lo que soy, de lo único que están cien por ciento seguros es que no soy humano.

Créditos al autor de este hermoso dibujo.

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