Capítulo 3 “Voz” (Parte 2)
Despierto al sentir los rayos de sol
en mi rostro, me estiro perezosamente y siento el aroma a comida en el aire, Leich debe estar preparando algo para el
camino, me levanto y noto que la mayoría de las cosas ya están guardadas para
poder partir.-No me despertaron…- Les
digo mientras doy un largo bostezo.
-¡Ah Danny, ¡buen día!, te vimos tan tranquilo durmiendo que no quisimos
molestarte- Leich, que estaba cómodamente
sentado junto a Abelard se levanta de su puesto y me entrega un tazón con mucha
fruta picada, le agradezco con una sonrisa y me dedico a observar la fruta por
un rato recordando el sueño que tuve, y a ese extraño chico.
-Nunca te habíamos visto dormir y realmente descansar, ¿Las pesadillas no
aparecieron?- La voz de Abelard me saca de
mis pensamientos por unos segundos, pero no puedo evitar que el rostro del chico regrese a mí. – Daniel, ¿estas bien?- Observo todo a mi alrededor, me sentía con
energía y tranquilo, era una sensación tan nueva y deliciosa que deseaba disfrutarla al máximo. – ¿Daniel?- Sin notarlo Abelard se había acercado con una
notoria preocupación en su rostro.
-Estoy bien, me siento realmente…Bien- Les dedico a ambos una sonrisa
sincera y procedo a devorar mi desayuno, me miran curiosos por un rato para
luego sentarse junto a mí a desayunar.
Al terminar de desayunar, recogimos el
resto de las cosas y continuamos nuestro viaje, según Abelard aun nos queda un
par de días para poder llegar, a menos que alguien nos llevara lo cual dudo ya
que estamos muy lejos del camino que conecta al pueblo y los únicos que se
mueven rápido en el bosque son las criaturas salvajes o los “Guardianes del bosque”,
no recuerdo el nombre de su gente pero no me gustaría toparme con ninguno de
ellos.
Continuamos avanzando, deteniéndonos
solo para comer o descansar de vez en cuando, el anochecer se acerca y aun no
encontramos ningún buen lugar para poder acampar, Abelard está más atento que
nunca, debe ser por el Totub desaparecido o por los ruidos de lobos que
hace rato escuchamos.
-Deberíamos parar Abelard, no creo que encontremos algún lugar cómodo
para dormir hoy- Leich tiene razón, el bosque cada vez se volvia mas
y mas espeso.
-¿Donde sugieres que durmamos Leich? Aquí abajo seremos presa fácil, esos
lobos no han dejado de seguirnos y no sé que los detiene para atacarnos- Los observo
mientras discuten en donde quedarnos hoy, hasta que algo golpea mi cabeza
provocando un fuerte dolor y que instantáneamente mire hacia las ramas de los
arboles, en donde un par de ardillas pelean por unas cuantas nueces, las miro
por otro rato hasta que se me ocurre en donde poder descansar tranquilos y sin
peligro.
-¿Y si descansamos arriba, en los arboles?- Ambos voltean a
mirarme a mí y luego a las firmes ramas de las imponentes arboles a nuestro
alrededor.
-No parece una mala idea, las ramas se ven lo bastante fuertes para
aguantar nuestro peso- Leich comienza a escalarlos sin
problema alguno llegando a un punto en donde las ramas eran mucho más grandes
-Bueno al menos estaremos lejos de esos lobos- Abelard suspira y
comienza el asenso. Una vez arriba, procedo a comenzar a subir cuando un
escalofrió recorre mi espalda y un grito de Abelard me advierte que no todo
estaba bien, volteo rápidamente notando que ya no estamos solo los tres, a unos
metros de mi un chico de unos 20 años me observa de forma curiosa, sus ojos
eran grises y su cabello castaño esta alborotado, siento como el miedo hiela mi
cuerpo al ver sus manos y ropa ensangrentadas, me tomo un segundo poder encajar
todo, habíamos olvidado por completo al Totub prófugo. Intento escapar
pero solo logro chocar mi espalda contra el árbol, en un pestañeo ya está
enfrente mío acorralándome, sus ojos me analizan como buscando algo, se pega
completamente a mí y siento un fuerte dolor en mi pecho junto con algo caliente
escurriendo, hunde su rostro en mi cuello y aspira mi aroma. Abelard aparece
junto a mi lo que provoca que el Totub arranque violentamente su mano de mi
pecho y la sangre fluya libremente, la nieve a mi alrededor se torna roja,
cierro mis ojos para evitar ese color y escucho la voz de Leich a mi lado, esta
preocupado, quiero tranquilizarlo pero no puedo, las fuerzas me han abandonado
por completo, solo me queda dejar que la
oscuridad me devore mientras caigo inconsciente.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Al abrir mis ojos, estoy tirado en el
escenario de nieve, junto a la mansión y al jardín con juegos, la voz del niño
se escuchaba como un susurro en mi oído, repitiendo una y otra vez las palabras
débil y cobarde, decidí no prestarle más atención, estaba aburrido de todo, ni
siquiera tenía ganas de levantarme, fije mi vista en el nublado cielo cuando
algo llamo mi atención, un dulce olor a flores, el mismo aroma de ese chico, me
incorporo lentamente y sigo el rastro que deja hasta llegar a un acantilado, en
el fondo de este el rio golpea violentamente un montón de rocas, por un momento
se me pasa por la cabeza dar el paso que me separaba de la tierra y la horrible
caída, pero abandone la idea de inmediato al recordar lo reales que pueden ser
estos sueños. Me volteo para volver a la mansión cuando siento unas pequeñas
manos empujándome hacia el vacio, puedo verlo antes de caer al pequeño niño
sonriéndome de manera aterradora y escucho sus últimas palabras “Muere”.
Cierro mis ojos esperando un golpe que
nunca llega, mas si una suave y cálida brisa, observo tímido el paisaje, es el
hermoso campo de flores que soñé la ultima vez, me levanto torpemente y diviso
al chico recostado en el mismo lugar, corro hasta llegar junto a él y me siento
despacio, sigue dormido así que me dedico a observarlo, tiene un rostro muy
bonito, noto un lunar cerca de su ojo izquierdo y sin pensarlo lo acaricio, un
agradable cosquilleo recorre mi mano al sentir la suavidad de su piel, mis
dedos siguen recorriendo su rostro hasta llegar a sus labios, me hipnotizan y
me llaman a besarlos. Sonrió con mi pensamiento y recibo una bonita sonrisa de
regreso que me hace pegar un pequeño brinco, escucho una risilla y noto esos
hermosos ojos entre verdes y azules observándome divertidos.
-Parece ser que tengo un pequeño acosador, lo cual es curioso, nunca he
recibido una visita- Se incorpora quedando sentado junto a
mí.
-Yo…- Intento decir algo, pero no logro ordenar las palabras en mi cabeza -¡¡Hola!!- Termino gritando un estúpido
saludo, mi propia actitud provoca que me avergüence y sonroje cual tomate. Lo
miro de forma tímida, el parece un poco sorprendido pero luego de unos segundos
de incomodo silencio comienza a reírse, me agrada su risa es tan melodiosa.
-¡Jajaja!, ¡pero que niño tan divertido ha venido a visitarme!- Lo observo un poco
molesto por la palabra “niño”, el no parece mucho mayor que yo.
-No soy un niño- Deja de reírse y me
mira curioso, su mano se estira y acaricia mi mejilla lo que provoca que me
sobresalte ya que esta fría, de la nada agarra con ambas manos las mejillas de
mi cara y las estira lo mas que puedo. –¡¡Auuuch!!-
-Claro que eres un niño, vamos cuántos años tienes, ¿Unos catorce
quizás?- Alejo sus manos enojado, nunca me ha gustado que me consideren un
mocoso, el resto de los chicos siempre lo hacen, aunque mi edad comparada con
la de ellos es prácticamente nada.
-Tengo dieciséis y pronto cumpliré los diecisiete-
-¡Oooh! Vaya dieciséis todo un adulto- Siento el molesto sarcasmo en sus
palabras, parece divertirse a expensas mías, lo cual no me causa ninguna
gracia.
-¿Cuántos años tienes tu? No pareces mucho mayor como para burlarte- Vuelve a reírse y
me dedica una sonrisa entre traviesa y divertida.
-¿Cuantos años crees que tengo?- Me dice en un tono de voz… ¿Seductor?
O al menos yo lo siento así.
-Diecinueve a lo mucho unos veinte- Otra risilla de parte suya provoca
que me sonroje y moleste aun mas -¡¿Qué!?-
-¡Eres encantador! ¿De verdad crees que soy tan joven?- Le dedico una
mirada de fastidio a lo que él me responde con una sonrisa de burlesca solo
para fastidiarme aun mas. –Tengo
seiscientos cuarenta y nueve años- El silencio se hace presente durante
varios minutos, hasta que me atrevo a responderle.
-Espera… ¿Qué?-
-Lo que escuchaste, ¡tengo seiscientos cuarenta y nueve años y soy
bastante joven para los de mi clase! ¡Jajajaja! - Decido creerle ya
que parece estar diciendo la verdad.
-Si tienes esa edad, debes haber presenciado la guerra de los guardianes- Me sonríe y fija
sus hermosos ojos en el paisaje, concentrado en sus pensamientos como si el
campo de flores quisiera decirle algo.
-Sí, la presencie, la viví y participe activamente en ella- Sus palabras me
sorprendieron, ¡Vivió en la época de los grandes guardianes! Parece intuir el
montón de preguntas que estaba por hacerle porque negó con su cabeza y volvió a
mirarme –No me pidas detalles sobre la
guerra, mi memoria no está funcionando bien, así que no podré contarte mucho-
El incomodo silencio vuelve a aparecer esta vez por mucho más tiempo. Me dedico
a observar como el viento mese su cabello, nuevamente está observando el
florido paisaje tiene una expresión seria en el rostro que lo hace ver bastante
apuesto a mi parecer.
-¿Cómo te llamas?- Me atrevo a romper el silencio y el
voltea a verme arqueando una ceja al escuchar mi pregunta.
-Si quieres saber mi nombre, dime el tuyo primero- Le dedico una
mirada enfurruñada con la cual el ríe.
-Mi nombre es Daniel-
-¿Solo Daniel?- Asiento con la cabeza. –Lindo nombre pequeño DanDan- Vuelvo a
enrojecer, Oh vamos cuantas veces me pasara con este chico.
-¿Y bien?-
-¿Qué cosa DanDan?-
-Primero que todo, soy Daniel no DanDan y segundo quiero saber tu nombre- Me observa serio en
silencio y de la nada agarra mi cabello. -¡Auch!
¡¿Qué haces?!-
-¿Te… Duele? Hace un rato pensé que fingías-
-Por supuesto que due…- Antes de terminar la frase se
levanta, el tintineo de las cadenas se hace presente, me incorporo y miro
directo a sus ojos, ahora que ambos estamos de pie puedo notar la diferencia de
altura, es un poco más alto que yo pero nada que no pueda alcanzar o superar.
-¿Puedes sentir?- Me pregunta mientras toma mi mano
gentilmente, a lo que yo asiento respondiendo su pregunta. –Este lugar… Es un sueño y por alguna razón que no logro explicarme
puedes sentirlo como si este lugar fuera la realidad… Al igual que yo-
Suelta mi mano y acaricia los grilletes de sus muñecas –Tú no eres un prisionero ¿Por qué estás aquí entonces?-.
-Yo… No lo sé- Bajo mi vista a mi ropa y puedo notar
un oscuro manchón en mi camisa, lo toco y esta duro, entonces los recuerdos
llegan a mí de golpe, el ataque de ese Totub y que caí inconsciente.
Instantáneamente levanto mi ropa para poder ver la herida pero esta ya no
estaba.
-Vaya, vaya… DanDan eres un chico muy interesante- Siento un fuerte
golpe en las piernas y caigo al suelo sentado, agradezco a las flores para
poder alivianar la caída. No alcanzo a reaccionar cuando me tira completamente
al suelo quedando encima mio sin dejarme ningún escape por sus brazos a cada
costado de mi cara, lo observo asustado y el acerca su rostro escondiéndolo en
mi cuello. –Ya es hora de despertar
muchachito- Susurra en mi oído lo que provoca que me tense. –Fue una grata visita, ven a verme más
seguido- Comienzo a sentir mi cuerpo pesado y muy cansado, mis parpados
comienzan a cerrarse sin que pueda evitarlo.
-Tu… Aun no me dices tu nombre- Siento su fría mano cubrir mis ojos y
decirme algo que no logro entender ya que fui arrastrado a los brazos de Morfeo y a la conocida oscuridad que curiosamente ya no es
tan fría ni solitaria como antes.
~Yuu~ |
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